Llamas, invitas
a quién sabe qué
Acepto, soñando
a quién sabe qué
sabes, tu quién sabe qué y el mío
No son la misma persona.
Este en referencia a una carta que salió hace mucho tiempo a
¿Para que un alma
Pura pulcra
Encadenada?
¿Para que flore sin ojos, sin olfato?
No serán mis brazos que te salven
Son los tuyos que llevan las manos que sostienen tus cadenas.
Preguntas a qué estoy dispuesta
sin estar dispuesto.
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